Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.) - En la estación espacial ya no hay lugar para nada. Por eso, hace unas pocas semanas, los dos astronautas alojados en ella se deshicieron de algunos desperdicios.
Claro que la basura espacial queda flotando, y la operación requirió especial cuidado para que las cubiertas de la antena y el panel de bombeo ya agotado no se convirtieran en bumeranes mortíferos.
Sin transbordadores que vayan a recoger los desperdicios en casi dos años, la estación espacial internacional luce cada vez más como un altillo atestado.
"Espacio limitado", es como describe la situación el astronauta Mike Fincke.
El problema es que las visitas de los transbordadores no se reanudarán hasta dentro de varios meses, si es que la NASA tiene suerte. Una seguidilla de huracanes devastadores que pasaron por las plataformas de lanzamiento de la NASA han demorado por lo menos en un par de meses el envío del próximo Discovery.
Por eso la basura se sigue acumulando.
"Hemos llegado al punto en que tenemos que ver cómo manejarlo. No se puede ignorar el problema. No va a venir el basurero mañana por la mañana para llevárselo todo", comentó el astronauta Kenneth Bowersox, que fue timonel de la estación espacial.
Su colega Michael Foale, otro ex comandante de la estación, dice que cuando el Discovery visite la nave orbital, será más importante lo que se lleve de vuelta que lo que le traiga.
"Es esencial que cuando llegue el primer transbordador, antes de hacer nada, empiece a despejar las cosas que tenemos que enviar de vuelta a la Tierra", dice Foale.
Durante los seis meses de Foale en la estación, que concluyeron en abril, el hacinamiento dificultó sus movimientos y empezó a afectar su trabajo.
"Está limitando nuestra eficiencia quizás en uno o dos por ciento, ya que tenemos que retirar algunos objetos del camino para llegar a un panel colocado detrás", dice Foale.
"Pero no estamos en una situación tan crítica como creo estuvimos en la estación Mir", agrega el ex residente de la nave rusa.
La NASA no se consuela demasiado en el hecho de que la estación espacial de 6 años no esté tan sombría ni desordenada como el Mir, que fue desactivado en el 2001 después de 15 años de operación. Desde el comienzo se tuvo cuidado en evitar crear una pocilga en el espacio. Pero sea como fuere, la NASA parece encaminarse a repetir la experiencia del Mir.
"Estamos experimentando una situación constreñida", observa Suzan Voss, supervisora de la integración de las cargas espaciales. "Pero todavía es una situación segura".
La catastrófica precipitación del Columbia el 1 de febrero del 2003 paralizó la flota de los transbordadores y toda construcción en la estación espacial en órbita.
La Agencia Espacial Rusa ha enviado cápsulas tripuladas y naves de abastecimiento a la estación. Los cargueros han llevado repuestos de oxígeno que fueron vitales durante las reiteradas averías en el principal generador de oxígeno de la estación, un problema que eventualmente podría obligar a una evacuación. Pero las naves rusas sólo pueden transportar, como mucho, una tercera parte de lo que carga un transbordador y de todos modos no hacen vuelos frecuentes.
En esas cápsulas es poco lo que se puede llevar de regreso a la Tierra aparte de los mismos astronautas, y a los compartimientos de carga se los desprende para que se incineren en la atmósfera. Por eso sólo llevan desperdicios: contenedores de alimentos vacíos, ropa sucia, cartuchos de retretes con desperdicios sólidos compactos.
Durante el período del Mir, los cosmonautas solían arrojar bolsas de desperdicios al espacio. Ahora los acuerdos internacionales lo prohíben, ya que los objetos pueden convertirse en proyectiles peligrosos.
Los rusos se aseguraron de que eso no ocurriera durante la caminata espacial de septiembre. Las cubiertas de la antena ya se han desprendido de la órbita, por ejemplo, y el panel de bombeo debe incinerarse en la atmósfera para fines de año.
"Ahora bien, si estuviésemos desesperados, podríamos hacer algo de eso", dice Bowersox aludiendo al desecho masivo de desperdicios al espacio. "Pero no estamos ni cerca".
Entre los objetos más voluminosos que ocupan el valioso espacio dentro de la estación espacial se encuentran estanterías con instrumental para experimentos científicos; equipos rotos de ejercicios y otras máquinas; trajes espaciales gastados, y más de una docena de artefactos para el acoplamiento con otras naves que necesitan ser refaccionadas por la Agencia Espacial Rusa, que no tiene más fondos para fabricar o comparar repuestos.
Bowersox dice que el problema antecede al accidente del Columbia.
"Esto se debe a que queremos tener muchos repuestos allí arriba", afirmó. "Tenemos trajes espaciales extras. Tenemos repuestos extras para reparar los componente en el exterior de la estación, todas estas cosas que queremos llevar para casos de necesidad. Y desde el mismo comienzo prácticamente hemos llevado al límite lo que queríamos que tuviera la tripulación".
Muchos funcionarios de la NASA, entre ellos Buwersox, se preguntan qué ocurrirá cuando los tres transbordadores restantes sean retirados para el 2010 y la estación tenga que depender solamente de naves cargueras no tripuladas. Ninguna de éstas podrá transportar todo lo que puede llevar un transbordador, ni traer de regreso nada a Tierra.
Los repuestos deberán ser almacenados a bordo, y eso significa aún más hacinamiento a menos que los equipos puedan ser mantenidos fuera de la nave espacial o que se pueda enviar algún compartimiento depósito para adosar a la estación.
AP